Disfrazarse y jugar a ser otro, es mucho más que un simple juego, ayuda a los a los niños a:
Expresar sus emociones, sentimientos y necesidades.
Favorecer el desarrollo social y emocional.
Disfrutar y divertirse.
Compartir.
Estimular el desarrollo del lenguaje y aumentar su vocabulario.
Aprender a ponerse en el lugar del otro.
Desarrollar la imaginación.
Conocer reglas y normas sociales.
Estimular la inteligencia.
Es muy importante que el niño/a sepa de qué va disfrazado y que se sienta cómodo. Para ello es aconsejable tener en cuanta la edad y los gustos del niño.
No olvidar:
Mucho cuidado con los elementos o accesorios que puedan suponer un peligro.
No hay que obligarle si no le gusta o no le aparece disfrazarse.
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