CAPACIDADES FÍSICAS
A los 2 años, los niños suelen desplazarse ya con facilidad,
controlando cada vez más la velocidad,
la fuerza, la dirección. Aumenta la
precisión y la rapidez de sus
movimientos, y cada día se producen
nuevas adquisiciones en los
gestos cotidianos: comen solos,
se visten o “ayudan” a que los vistan,
se suenan la nariz, intentan ponerse o
quitarse los zapatos, bajan y
suben escaleras, se deslizan sobre vehículos con ruedas, se columpian, se tiran
por el tobogán, traspasan un túnel, saltan
con los pies juntos, se
sostienen a la pata coja, etc. La
escuela debe responder a esta necesidad tan marcada de progresar en el
control del movimiento,
con un espacio adecuado, con libertad de desplazamientos, con actividades
motrices.
La manipulación fina se está desarrollando a esta edad: realizando construcciones; jugando con encajables;
manipulando arena, agua, masas; sosteniendo pinceles, brochas o lápices;
doblando y pegando papeles; empezando a usar
instrumentos como tijeras,
martillo, etc. El niño ya entiende el uso de
todos estos objetos y supone un
reto su utilización precisa y autónoma. Controla cada vez
mejor sus dedos y también va
apareciendo la lateralización, la predominancia de uno u otro pie, mano, ojo,
que los educadores empezarán a observar
a través de las actividades espontáneas.
CAPACIDADES INTELECTUALES
El desarrollo cognitivo de los niños y niñas de 2 años es ya importante. El pensamiento lo construyen desde la acción
y la manipulación. En cuanto a los
objetos, ya pueden diferenciar sus características principales,
alinear, agrupar. Empieza su
razonamiento matemático,
reconociendo formas iguales, iniciándose en la ordenación y clasificación según criterios sencillos. Ya están consolidando la noción
de permanencia del objeto.
Comienzan a utilizar los
símbolos, imágenes, palabras,
trazos sobre un papel,
para representar objetos,
personas, situaciones o hechos. Son
capaces de evocar algo que ha
sucedido y reproducir mediante gestos o acciones
lo que hacen otras personas. Pueden
confundir la ficción y la realidad, suelen
aparecer los primeros temores y son capaces de ponerse ya en el lugar del otro. Las actividades de
juego simbólico, los materiales para
pequeñas dramatizaciones y las experiencias de expresión son motivadoras e interesantes a
esta edad.
Su percepción del tiempo, todavía incipiente, está asociada
a un espacio diferente. Por ello
es importante la organización de
la rutina cotidiana y el refuerzo verbal de los
educadores al ir nombrando cada momento e introduciendo los términos
espaciotemporales mas habituales.
Los niños y niñas de 2 años
se comunican principalmente con el adulto, si éste muestra confianza,
cercanía y disponibilidad, y le anima
a dirigirse a sus compañeros. Se
comunican con su
cuerpo, con sus gestos, y
progresivamente con palabras. En la escuela infantil van a mejorar su expresión, y
convertirla en un lenguaje más universal que el que han usado en casa. El adulto
aceptará su lenguaje, sin exigencias;
le hablará, le ayudará a
expresar con palabras lo que le ocurre.
Hay mucha variedad en el uso del
lenguaje verbal entre niños y niñas
de 2 años. Así, algunos dicen palabras sueltas, otros forman
frases, pero su comprensión es
muy alta y van a aprender muy rápidamente durante este curso. Además, hoy día
nos vamos a encontrar situaciones de diversidad lingüística, que manejaremos con naturalidad, valorando por igualdad distintas lenguas, enriqueciendo progresivamente su
capacidad comunicativa infantil en
la lengua de la escuela, que es la que el niño va a asociar con su educadora y sus
compañeros y compañeras.
CAPACIDADES AFECTIVAS
A los 2 años, los niños pueden
aceptar la separación de sus familiares, sabiendo que es una separación temporal, pero ello ni impide que los primeros días el proceso de adaptación conlleve
una dificultad emocional
importante. Por ello, la confianza con la familia y la
relación que se establece enseguida entre la criatura y el educador o la
educadora son elementos claves para afrontar con éxito la adaptación. Los objetos transicionales, el
álbum individual, las fotos de las familias, etc., son instrumentos que
facilitarán este proceso.
Los niños y niñas de 2 años
demandan la atención de los adultos, buscan el protagonismo y la aprobación. Comparten el afecto con muñecos y objetos, hablan con
ellos, y sufren si se ven privados de afecto. Están aprendiendo a desarrollar su sociabilidad, a partir de la observación y la imitación del otro. Por otro lado,
empiezan a reconocer las
diferencias sexuales, tienen curiosidad
por el otro sexo, y se tocan cuando
están desnudos.
A esta edad, los niños quieren
hacer cosas por sí mismos, quieren ser
autónomos, “mayores”; tienen su
propio criterio y lo mantienen con
fuerza. Es una etapa de oposición, que
indica la necesidad de iniciar su propia
vida, con sus decisiones. Los educadores respetarán este momento, clave para el desarrollo de su
autonomía, poniendo los límites
imprescindibles para la vida en común, pero dejando márgenes de libertad para que desarrollen
esta tendencia, para que se inicien en
su responsabilidad a la hora de
elegir y comprometerse con algo. Debemos evitar un exceso de control y
advertencias sobre eso.
Los niños y niñas de 2 años
pueden adquirir ya los principales hábitos de autonomía
personal, su logro va íntimamente
relacionado con el afán
de hacer las cosas por sí mismos. El control de esfínteres durante el día suele conseguirse en este año, de forma
natural, a través de la observación
e imitación de sus compañeros y compañeras, con el acuerdo y coordinación entre
educadores y familia, apoyando
siempre su autonomía y autoestima
personal.
Les encanta lavarse las manos, servirse la comida, recoger sus platos, recoger los
juguetes, desvestirse y descalzarse para la siesta… Son actividades que
irán aprendiendo a lo
largo de este año. En cuanto a la
alimentación, ya comen alimentos sólidos, van adquiriendo los principales hábitos
alimenticios, y definen con firmeza sus preferencias.
CAPACIDADES SOCIALES
La socialización se inicia a esta edad, compartiendo con los demás
objetos y juguetes, y también la atención del educador o
educadora. Su juego se desarrolla principalmente en paralelo con sus compañeros,
aunque va avanzando hacia
una progresiva colaboración. Pueden darse conflictos, pegarse o
morder, pero la reconciliación y el consuelo
forman parte de la vida en el
grupo, y la vida de la escuela se convertirá en un
lugar “privado” del que poco
hablará en el ámbito familiar.
Al final del ciclo 0-3, los niños y niñas muestran interés por
participar en situaciones colectivas, en
torno a un objeto o una
actividad. Juegos en grupos propuestos por la educadora, canciones,
conversaciones y lectura de cuentos pueden ser una fuente de disfrute.
A esta edad es importante mostrar
el valor de los acuerdos y las normas para que la dinámica cotidiana sea fuente
de placer y un marco en el que se
respetan las diferencias.
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