viernes, 26 de abril de 2019

EL NIÑO DE 2 A 3 AÑOS


CAPACIDADES FÍSICAS

A los  2 años, los  niños suelen desplazarse ya con facilidad, controlando cada vez más la  velocidad, la fuerza,  la dirección. Aumenta la precisión y la rapidez de sus  movimientos, y cada día se producen  nuevas adquisiciones en los  gestos cotidianos: comen  solos, se  visten o “ayudan” a que los vistan, se suenan la nariz, intentan ponerse o  quitarse los zapatos, bajan  y suben escaleras, se deslizan  sobre  vehículos con ruedas, se columpian, se tiran por  el tobogán, traspasan un  túnel, saltan  con los pies juntos, se  sostienen  a la pata coja, etc. La escuela debe responder a esta necesidad tan marcada de progresar en el control  del  movimiento,  con un espacio adecuado, con libertad de desplazamientos, con actividades motrices.
La manipulación fina se está desarrollando a esta edad: realizando  construcciones; jugando con encajables; manipulando arena, agua, masas; sosteniendo pinceles, brochas o lápices; doblando y pegando papeles; empezando a usar  instrumentos como  tijeras, martillo, etc. El niño ya entiende el uso de  todos estos objetos y supone  un reto su  utilización precisa y  autónoma. Controla cada  vez  mejor sus dedos y también  va apareciendo la lateralización, la predominancia de uno u otro pie, mano, ojo, que los  educadores empezarán a observar a través de  las actividades espontáneas.

CAPACIDADES INTELECTUALES

El desarrollo cognitivo de los niños y niñas de  2 años es ya importante. El  pensamiento lo  construyen desde  la acción  y la  manipulación. En  cuanto a los  objetos,  ya pueden  diferenciar sus características principales, alinear, agrupar. Empieza su  razonamiento  matemático, reconociendo  formas iguales,  iniciándose en la ordenación  y clasificación  según criterios  sencillos. Ya están consolidando la noción de  permanencia del objeto.
Comienzan a  utilizar los símbolos,  imágenes, palabras, trazos  sobre  un papel,  para  representar objetos, personas, situaciones o hechos.  Son capaces de  evocar  algo que ha  sucedido y  reproducir  mediante gestos  o acciones  lo que hacen otras personas. Pueden  confundir  la ficción  y la realidad,  suelen  aparecer  los primeros  temores y son capaces  de ponerse ya en el lugar del otro.  Las actividades  de  juego simbólico, los materiales para  pequeñas dramatizaciones y las experiencias  de expresión son motivadoras e interesantes a esta edad.
 Su percepción del  tiempo, todavía incipiente, está  asociada  a un espacio  diferente.  Por ello  es importante la organización  de la  rutina  cotidiana y el refuerzo verbal de los educadores al ir nombrando  cada  momento e introduciendo los  términos  espaciotemporales  mas habituales.
Los niños  y niñas de  2 años  se comunican principalmente con el adulto, si éste muestra confianza, cercanía  y disponibilidad, y le  anima  a dirigirse  a sus compañeros. Se comunican  con  su  cuerpo, con sus  gestos, y progresivamente con  palabras.  En la escuela infantil  van a mejorar su expresión, y convertirla  en un lenguaje  más universal que el que han usado en casa.  El adulto  aceptará su lenguaje, sin exigencias;  le hablará, le ayudará   a expresar  con palabras lo que le ocurre. Hay mucha variedad en el uso  del lenguaje verbal  entre niños  y niñas  de 2 años.  Así,  algunos dicen palabras sueltas, otros  forman  frases, pero su  comprensión es muy alta y van a aprender  muy  rápidamente durante este curso. Además,  hoy día  nos vamos a encontrar situaciones de diversidad lingüística, que  manejaremos con naturalidad, valorando por  igualdad distintas lenguas, enriqueciendo  progresivamente  su  capacidad comunicativa infantil en  la  lengua  de la escuela, que   es la que el niño va a asociar  con su educadora y   sus  compañeros y compañeras.

CAPACIDADES AFECTIVAS

A los  2 años, los  niños pueden  aceptar la separación  de sus  familiares, sabiendo  que es una separación temporal, pero  ello ni impide que los  primeros días el proceso de adaptación  conlleve  una  dificultad emocional importante.  Por ello,  la confianza con la  familia y la  relación que se establece enseguida entre la criatura y el educador o la educadora son elementos claves para afrontar con éxito la  adaptación. Los objetos transicionales, el álbum  individual,  las fotos de las  familias, etc., son instrumentos  que  facilitarán este  proceso.
Los niños y niñas de  2 años demandan   la atención  de los adultos, buscan el  protagonismo y la aprobación. Comparten  el afecto con muñecos y objetos, hablan con ellos, y  sufren  si se ven privados de afecto.  Están aprendiendo  a desarrollar su   sociabilidad, a partir  de la observación  y la imitación del otro. Por otro  lado,  empiezan a reconocer  las diferencias sexuales, tienen  curiosidad por el otro  sexo, y se tocan cuando están desnudos.
 A esta edad, los niños quieren hacer cosas por sí mismos, quieren ser  autónomos,  “mayores”; tienen su propio criterio y lo mantienen  con fuerza. Es una  etapa de oposición, que indica la necesidad de iniciar su propia  vida, con sus decisiones. Los educadores respetarán  este momento, clave para el desarrollo de su autonomía, poniendo los  límites imprescindibles para la vida en común, pero dejando  márgenes de libertad para que desarrollen esta tendencia, para que se inicien  en su  responsabilidad  a la hora de  elegir y comprometerse con algo. Debemos evitar un exceso de control y advertencias sobre eso.
Los niños y niñas de 2  años pueden  adquirir  ya los principales hábitos de autonomía personal, su  logro va íntimamente relacionado con  el  afán  de hacer  las cosas por sí mismos.  El control de esfínteres durante el  día suele conseguirse en este año, de forma natural, a través de la  observación e  imitación de sus  compañeros y compañeras, con el  acuerdo y coordinación  entre  educadores y familia,  apoyando siempre su autonomía y  autoestima personal.
Les encanta lavarse las manos, servirse la  comida, recoger sus platos, recoger los juguetes, desvestirse y descalzarse para la siesta… Son actividades que irán  aprendiendo  a lo  largo de este año. En  cuanto  a la  alimentación, ya comen alimentos sólidos,  van adquiriendo los principales hábitos alimenticios, y definen con firmeza sus preferencias.

CAPACIDADES SOCIALES

La socialización se  inicia  a esta edad, compartiendo con los demás objetos y  juguetes,  y también la atención del educador o educadora. Su juego se desarrolla principalmente en paralelo con sus  compañeros,  aunque   va avanzando  hacia  una progresiva colaboración. Pueden darse conflictos, pegarse o morder,  pero  la reconciliación y  el consuelo  forman parte  de la vida en  el  grupo, y la vida de la escuela se convertirá  en un  lugar “privado” del que poco  hablará en el  ámbito  familiar.
Al final del  ciclo  0-3, los niños y niñas muestran interés por participar en situaciones colectivas, en  torno a un objeto o una  actividad. Juegos  en grupos  propuestos por la educadora, canciones, conversaciones y lectura de cuentos pueden ser una  fuente de disfrute.
A  esta edad es importante mostrar el valor de los acuerdos y las normas para que la dinámica cotidiana sea fuente de placer y un marco  en el que se respetan las diferencias.




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